miércoles, 27 de febrero de 2008

Reggaeton políticamente correcto 2

A pesar de la buena intención de Maggot, sucedieron hechos que borraron mi contribución a este blog.

Trataré de reconstruir el post lo más fidedignamente posible. Espero que no se vuelva a repetir.

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Se ha hecho muy de moda el denunciar lo malo de la sociedad a través de canciones, protestar y poner el dedo en la llaga, aguar la fiesta a los grupos de poder. Lo inició el rock, lo continuó el punk y sin embargo ahora casi todo el mundo se las da de "contra".

Sí señor. Basta con tener que decir algo en contra de algún aparato de poder, y ya, eres un rebelde contra el sistema, y de hecho eso es lo que le gusta a la juventud, rebelarse. Y sin desmerecer esta labor, démonos cuenta que esto vendría a ser un oxímoron, o sea una contradicción monumental.

Como diría NOFX: la música se hace por devoción, no por ambición. Y decía Francisco de Paula González Vigil, "yo debo acusar, yo acuso"; y si son religiosos, Juan en el Apocalipsis, que el libro de las profecías era dulce en la boca y ácido en la panza... denunciar los males de la sociedad, ponerlos en los ojos, no es una tarea fácil. Es arriesgada, te enfrentas al descrédito, a los insultos, a la oposición férrea de sordos oídos a conveniencia, al poder del gobierno corrupto que busca el status quo y no a la felicidad de sus habitantes, y por supuesto, el inmenso poder de las transnacionales, los verdaderos amos de la Tierra.

Digo esto porque el tal René Pérez de Calle 13 (sí el mismísimo escuálido con barbas de puberto que nos mostró dizque virginales chicas que todo lo tenían blanco en su primer pajeable vídeo) ya se alucina un Víctor Jara por haberle dedicado un espacio en su canción Querido FBI, a Filiberto Ojeda Ríos, el líder del movimiento separatista FALN de Puerto Rico, brutalmente asesinado por el FBI. Lindo él saca su cancioncita en el 2005 y ya, eres un cantante con proyección social.

Ni Ojeda es el Che Guevara, ni mucho menos un desalmado Marulanda, lo cual no desmerece la labor que tú nunca emprenderías: la libertad de Puerto Rico. Mientras Pérez gane millones de sus babeantes e idiotizados oyentes, le importará un bledo que Puerto Rico siga siendo el garito de USA o esté postrado ante Miami, o que ahí se entrene el nefasto Alpha 66, que deja chiquitas a las atrocidades del Chupacabras. No te importará jamás, aquello que sí le importó a Héctor Lavoe aún, a quien no escucho, pero sí respeto.

La prueba más importante es que la canción pasó sin pena ni gloria y luego sacaron el Tango del pecado... y hasta vídeo le hicieron. Como siempre, a ganar más, y al diablo el tal Filiberto si es que alguna vez le mencionamos.

Moraleja: denunciar los males de la sociedad, el poder corrupto y la maldad imperante de nuestro putrefacto mundo a través de la música, no es cero a la derecha. Es una misión arriesgada y se tiene uno que enfrentar siempre con coraje, ingenio y corazón. Quien apuesta por el quietismo y la mediocridad, como es un cantante de reggaeton, es quien desvirtúa esta misión.
En Quilca se hace desde hace mucho tiempo, siguiendo con la tradición de revolucionar el mundo a través de la conciencia, y la conciencia a través de la música. Y no se necesita de ninguna Viña del Mar para eso.